La canción dice de las olas del mar que
"unas vienen y otras van" Eso es lo que ocurre en el devenir
cotidiano. Eso es lo que nosotras aquí, en Naidupeta acabamos de vivir, aunque
sea en singular.
Nuestra hermana Luisa |
El
pasado jueves llegaba a nuestra comunidad Luisa, la hermana que faltaba para
estar al completo. Procedente de Santiago de Chile, tomaba tierra en Hyderabad
igual que dos meses antes lo habíamos hecho nosotras, en torno a las 9 de la
mañana. Mª Paz, Ilu y Carmen se desplazaban hasta allí para darle la
bienvenida. Yo me quedaba en casa haciendo las tareas del hogar, limpieza y comida,
e intentando plasmar en las paredes ese calor que las personas necesitamos
cuando llegamos a un lugar desconocido, o sea, en este caso, el "Welcome"
acompañado de los mejores deseos de que su nueva casa sea un verdadero hogar,
una rica fraternidad. Por tanto, ya está entre nosotras, ya está la comunidad
al completo, sorpresivamente bastante antes de lo esperado por el tema de las
visas. Por ello, estamos de enhorabuena.
Mari
Paz la ha podido recibir ya que su visa de
turista vencía hoy. Ha sido poco tiempo para poder compartir, pero se ha
intentado aprovechar bien a pesar de todo el trabajo que estos días se le había
acumulado a nuestra Madre General, puesto que quería dejar todo en regla de cara
a nuestra estancia en el lugar durante estos primeros años. Y precisamente esta madrugada salía rumbo a la
capital acompañada por Ilu y Luisa y bien conducidas por nuestro queridísimo
amigo Rambabú, el chófer del Sr. Obispo, hombre muy discreto, honrado,
servicial y respetuoso. A las 4'45 salían de casa para llegar con el tiempo
sufienciente para poder embarcar. En estos momentos se encuentra volando y en
unas cuantas horas aterrizará en Barajas. Esperamos que su experiencia en estas
pobres, pero acogedoras tierras le enriquezca a todos los niveles y pueda
compartir con todos aquello que aquí ha vivido durante estos dos meses. Ella se
ha sentido muy feliz con toda esta gente.
Carmen
y yo nos quedábamos en casa. Hoy sí que era preciso repartirnos, y es que
celebrábamos el cumpleaños de nuestro Obispo. A las 6,30 teníamos en el
Obispado una Eucaristía muy solemne presidida por él y concelebrada por un buen
número de sacerdotes. Estábamos también un nutrido grupo de religiosas y un
grupazo de niños, niñas y gente adulta. Tras la Eucaristía un ratico de
compartir con todos y la invitación a tomar el desayuno juntos, él, los sacerdotes y las religiosas. Son
momentos muy bonitos de convivencia que nos ayudan a estrechar lazos y a
sentirnos verdadera Iglesia en India. Nuestra experiencia durante estos meses
es de sentirnos con todos como en una gran familia. Quiero destacar el interés,
la preocupación, la dedicación y las gestiones que el Sr. Obispo hace en favor
de la gente más pobre de la Diócesis. Es un luchador y un hombre entregado a
los demás. a nosotras nos hace mucho bien el experimentar su bondad y su
entrega.
Otro
día hablaré de las fiestas que los cristianos de la Diócesis estamos viviendo
estos días. Son muy celebrativos y de veras que viven la fiesta con alegría y
de corazón.