miércoles, 17 de junio de 2015

PEQUEÑOS CAMBIOS


Tierra mojada
Han sido semanas de mucho calor, pero el culmen térmico se presentó precisamente cuando nosotras regresamos de Chennai. Las dos primeras semanas fueron un verdadero hervidero en nuestro estado. Seguro que las noticias de los muertos dieron la vuelta al mundo, y no era para menos. Nosotras sufríamos el calor, pero estábamos bien alimentadas y podíamos hidratarnos continuamente, por lo que conseguimos superar esos momentos tan adversos. Pero hubo muchas personas que dejaron la vida en esas circunstancias tan difíciles porque sus condiciones de vida no son nada fáciles en el día a día. Hablar de miles de muertos por la ola de calor no es cualquier cosa y sabemos que hubo gente en nuestros países que temió por nuestras vidas.
Tranquilos, todas nosotras estamos bien, aunque el desgaste que supone someterse a temperaturas que llegan a los 50º  es algo serio. Voy a tratar de plastificarlo un poco y expresar, aunque sea torpemente, las sensaciones que nosotras percibíamos a lo largo del día.   Durante unas cuantas jornadas la temperatura no bajaba de los 42º en toda la noche, con lo que el aire no podía renovarse y todo quemaba a nuestro alrededor. Nuestro pasillo por las tardes se ponía a 48º, así que cuando una se sentaba, la silla echaba fuego; si  trataba de acostarse, no había centímetro en la cama que no ardiera. Yo personalmente dormía, más bien intentaba dormir con la botella de agua congelada a la espalda. A menos de media hora comenzaba a descongelarse y una ni se enteraba de que era portadora de frío porque al contacto con tanto calor sucedía algo que yo jamás había imaginado (mi experiencia hasta entonces era que lo helado al contacto con el calor daba mucho frío) y es que parece que se neutralizaba y no sentía el frío. Son sensaciones nuevas. Cuando abríamos el grifo el agua quemaba, salía prácticamente hirviendo, con lo que los baños no aliviaban demasiado. Al poner en marcha el ventilador, la habitación parecía un hervidero con una olla express que desde arriba iba soltando su vapor. Bueno... y a sí sucesivamente. Seguro que después de todo esto nuestros cuerpos se han fortalecido.     

Pues bien, un buen día amaneció muy nublado y cuando volvimos de la Eucaristía el cielo se empezaba a encapotar a mayor velocidad, con lo que pronto estuvo el cielo totalmente negro.. De repente se levantó un fuerte viento acompañado de una lluvia torrencial. Nuestra primera reacción fue salir a la calle a recibir la tan ansiada lluvia que nos iba a refrescar un poco. Disfrutamos como chiquillas acogiendo en nuestros cuerpos el líquido elemento que tanto se había hecho esperar. Gritamos, cantamos, estiramos nuestros cuerpos y abrimos nuestros brazos en señal de acogida.          Creíamos que llegaban los monzones y que el panorama iba a cambiar radicalmente. No fue así. La mañana estuvo un poco más fresca, pero llegó la tarde y el amigo sol se encargó de calentar aquello que la hermana agua había refrescado un poco. Nuestro  gozo en un pozo, pero agradecimos ese pequeño respiro. A lo largo de la semana pasada ha habido alguna tormenta que ha ayudado a bajar un poco las altas temperaturas, pero de recibir a los monzones parece que todavía nada. Dicen las gentes del lugar que este año es diferente y que van a tardar un poco en venir y van a ser más suaves y más cortos. Esperemos que las cosas vayan cambiando poco a poco.

            Ahora la temperatura es bastante más suave, aunque todavía sigue el calor. La diferencia es que por la noche baja y de día la máxima está en 39º o 40º.
Ya veis, uno se va haciendo a lo que le toca. Son pequeños cambios, pero nos ayudan a mantener la esperanza de que un día no muy lejano esto va a cambiar.

martes, 2 de junio de 2015

DISFRUTAR EN CHENNAI

Con la Madre General
             La Casa General de Chennai parece nuestra casa de toda la vida.  Allí nos acogieron las hermanas el día que llegamos y allí volvimos antes de regresar a Khammam. Menos mal porque en esta ciudad hace calor y eso nos permitió adaptarnos un poco a la ardiente realidad que nos esperaba en nuestro lugar. Las hermanas se desvivieron porque nos encontráramos lo mejor posible. Estuvieron todo el tiempo pendientes de nosotras para que comiéramos bien, descansáramos suficiente y nos llevaron a los lugares que más nos podían interesar.

              
Con todo el grupo de la casa
Visitamos el monte de Santo Tomás, lugar muy bonito por el enclave en el que se encuentra y significativo porque según la tradición allí fue recluido el santo al ser expulsado de la ciudad. Desde ahí se divisa  la gran ciudad, la cuarta más grande de toda la India.. Luego nos llevaron a la catedral  de Santo Tomás, edificada sobre la tumba del Apóstol. Con noche cerrada llegamos hasta la Playa Marina, la segunda más larga del mundo; allí dimos un paseo y tuvimos el capricho de mojar nuestros pies en el Océano Índico. La temperatura era muy agradable y había bastante gente. Al día siguiente pudimos verla desde el coche a plena luz. A nuestra mentalidad llama la atención que todo el mundo esté vestido en la playa en un día de intenso calor.
 
           
En la tumba de la madre fundadora con Shaiji
Este segundo día nos llevaron a visitar la tumba de su fundadora, lugar muy significativo para ellas y espacio tranquilo pata la interiorización. Allí también hay una comunidad que nos acogió con el cariño de todas estas hermanas que con tanto interés han abierto las puertas de sus comunidades para que pudiéramos descansar y disfrutar. Luego nos acercaron a hacer unas compras que después nos ofrecerían como obsequio a cada una de nosotras.
            Es preciso descansar porque la noche es larga en el tren, así que celebramos la Eucaristía presidida por nuestro amigo el Padre Prabhu en un ambiente tranquilo, reposado y en actitud de acción de gracias,  hacemos una merienda cena con entrega de regalos y después un tiempo libre que cada una puede organizar a su gusto.
            La convivencia con el nutrido grupo de junioras que están en la casa en estos momentos es muy amena y agradable. Son chicas jóvenes llenas de vida y de ilusión, que nos manifiestan un gran cariño en todo momento. La Madre General se desvive porque todo esté bien y nos sintamos cómodas. El resto de la hermanas igual. Nuestro amigo, que comparte estos dos días con nosotras, queda encantado del trato que tanto a nosotras como a él nos dan todas las hermanas. Es un verdadero testimonio de lo que es una fraternidad.
           
Con Shaiji, juniora que estuvo dos años en Peralta de la Sal

             Tenemos muchos motivos para estar agradecidas. Junto a nuestras hermanas hemos disfrutado y hemos aprendido mucho. Y por supuesto... nos ha quedado muy claro donde tenemos nuestras casas. ¡Qué bonita es la vida cuando somos capaces de compartir lo que somos y lo que tenemos!