lunes, 26 de enero de 2015

UN NUEVO APRENDIZAJE EN EL DÍA DE LA REPÚBLICA

Hoy, 26 de Enero, es el día de la república y en todos los lugares se celebra con mucha intensidad e ilusión. Los días previos han estado marcados por una recia preparación. Todo el mundo había de ensayar sus desfiles y también sus puestas en escena. Nuestro profesor de télugu nos invitó hace días a vivirlo con ellos en su escuela desde las 7,30 de la mañana y a comer después a casa de su mamá. A nosotras nos daba un poco de apuro porque somos cuatro y la comida vale dinero, el cual no es muy abundante en el medio en el que nos movemos. La insistencia fue tan grande que nos vimos obligadas a aceptar.
           
Llegada la mañana de hoy nos damos cuenta de que no podemos asistir con puntualidad a la cita puesto que participamos en la Eucaristía presidida por el Sr. Obispo en otra de las escuelas, y terminamos un poco tarde. Nosotras nos sentíamos un poco mal porque no íbamos a cumplir con la palabra dada, pero al llegar a la escuela nos han acogido con cariño e ilusión, nos han regalado una de las cuelgas de flores, signo de bienvenida y alegría y allí hemos terminado la función con el júbilo de esta gente tan maravillosamente acogedora y un amplio disparar de fotografías que les hace tanta ilusión. Posteriormente las hermanas nos han invitado a desayunar.
            Nuestro profesor, muy solícito, enseguida nos ha conducido a su casa, hogar en el que viven la mamá, los tres hijos con sus respectivas esposas y las pequeñitas nietas. Al entrar en la casa, enseguida nos ha ofrecido agua para lavarnos los pies, gesto precioso que recordaba el Evangelio, cuando en la tierra de Jesús al llegar a algún lugar después de recorrer los caminos polvorientos  también se le ofrecía al caminante agua para quitarse el polvo y descansar. Y es que aquí los caminos tienen el mismo estilo y con el calor se hace una especie de barrillo, por lo que  los pies agradecen en gran manera una fresquita regada. Además para entrar descalzas en la casa habíamos de estar un poco limpias.
           
La acogida ha sido maravillosa. Enseguida han traído las sillas para que nos sentáramos y estuviéramos cómodas. Luego nos han enseñado fotos de cuando el profe y su hermano gemelo se casaron y después nos han mostrado su forma de preparar la comida: un magnífico arroz con pollo y lo mejorcito que podían tener.
            Todo preparado y dispuesto, y nuestra primera clase práctica para aprender a comer en la India. Así se lo hemos hecho ver a ellos y se reían un montón. Hasta ahora, en todos los sitios que habíamos estado nos habían puesto sillas a la mesa y cubiertos, aunque la verdad es que siempre nos sentíamos extrañas al ver a todo el mundo comer de forma diferente. Pues bien, hoy las cosas como son. Bien sentaditas en el suelo, con achaques o sin ellos ( da igual), un buen plato de arroz con pollo y su sabroso picante y manos (torpísimas manos) en acción. A alguna le han tenido que ofrecer un cojín porque no llegaban al suelo desde su maravillosa posición y estilo de estar sentada.
La verdad es que comer con la mano como lo hacen ellos de forma tan discreta, sin mancharse y hasta con elegancia, no es asunto fácil y hoy lo hemos podido comprobar. Al principio nos daba apuro, casi vergüenza, máxime cuando estaban delante y no comían. Luego les hemos insistido mucho para que se sentaran a comer con nosotras y cada mujer ha servido a su esposo, y a comer hombres y niñas; las mujeres lo harían después. También en su momento nos iban acercando el jarrito de agua para que nos lavásemos la mano con la que habíamos comido. Se ha creado un ambiente muy bonito y distendido, hemos hablado como hemos podido (con suerte porque casi todos hablaban en inglés), hemos reído, hemos hecho fotos y todos hemos disfrutado un montón. Ellos estaban muy agradecidos de que hubiéramos ido, además nos han hecho saber lo importante que había sido el que un día en que nuestro profe había venido a la clase sin comer nosotras le hubiéramos dado comida. Al marchar nos pedían que rezáramos por ellos. Les hemos dicho, tal y como lo sentíamos que cada día estarán en nuestra oración, que los sentiremos como nuestra propia familia. Qué alegría tan grande les ha producido.
           
La sencillez y la acogida de este pueblo cada vez nos sorprende más. Dan y comparten todo lo  que tienen. ¡Cuanto tenemos que aprender! Es preciso abrir los ojos cada día y descubrir que lo mejor está siempre por llegar porque un día supera al anterior. Ojalá cale en todas nosotras la hospitalidad de esta gente sencilla que da y se da,  y sabe disfrutar de la alegría del hermano  o la hermana que acepta entrar en su hogar.
           

domingo, 18 de enero de 2015

A VUELTAS CON EL TELUGU... Y ALGO MÁS

La Comunidad, un mes en La India


Siempre me ha parecido bonito aprender cosas nuevas. En realidad, a lo largo de la vida siempre estamos aprendiendo, incluso cuando no somos conscientes de ello. Nadie llega a la meta del conocimiento hasta que no cruza el umbral de esta vida. Pero hay momentos en que el aprendizaje es más palpable; es, diría yo,  incluso tangible, uno lo puede tocar, siente una urgente necesidad. Y esa es la bonita, aunque también dura experiencia que en este rinconcito del mundo, en Naidupet, estamos viviendo. Cada mañana, cuando todavía oscurece, abrimos los ojos a un mundo nuevo, a un paisaje nuevo, a un cielo nuevo. Salimos a alimentar nuestro espíritu con la celebración de la Eucaristía, que nos fortalece y nos empuja a vivir con coraje e ilusión la jornada. Y claro, librito en mano para seguir las oraciones en inglés (y eso sí es posible seguirlo), cosa que no ocurre los sábados y algunos domingos (según donde vayamos) en    que todo el mundo reza en telugu. Por ello, sin pensarlo demasiado y conscientes de que es primordial para podernos comunicar, hemos iniciado nuestras clases.
En clase
Todos los días, de lunes a sábado, durante dos horas de la tarde, dale que te pego aprendiendo a dibujar y a repetir sonidos que todavía no nos dicen demasiado, pero que ya empiezan a sonar un poco. Nuestro profesor, con gran ánimo y tesón, intenta meter en nuestras cabecitas, un poco duras por la edad, algo que a nuestros niños les resultaría mucho más fácil que a nosotras. ¡Cuanto me acuerdo de mis alumnos, especialmente de los  de Fonz (mis últimos 18 años los he vivido allí)! 


Recuerdo cómo el último año , sabiendo que yo tenía que pasar por este aprendizaje, yo les insistía, con más fuerza si cabe que lo que lo había hecho hasta entonces, en lo importante que es el esfuerzo, el trabajo cuando uno quiere conseguir algo. Ahora me toca ponerlo en práctica y gracias a Dios lo hago con ilusión.
Cuaderno de caligrafía
Así que dale que te pego, igual que antes se hacía en nuestras escuelas, largas muestras para aprender el abecedario y.... repite, vuelve a repetir, otra vez a empezar y  de nuevo a repetir. (Como siempre he sido muy ahorradora, para no gastar tanto cuaderno, dedico ratos enteros a trazar las letras en el aire porque si no la economía irá un poco mal). Hemos aprendido ya las 44 letras mayúsculas del abecedario. Ahora estamos aprendiendo unos signos que ayudarán a formar las sílabas, y luego entraremos con las minúsculas. Lo malo es que cuando el profe nos hace ver palabras que están formadas con las letras aprendidas, yo no veo casi nada. Para no desanimarme digo: Angelines, poco a poco que así se llega lejos.
            Ya veis cada tarde a la escuela de infantil. Además, todos los días nos visitan los niños del colegio que está muy cerca de nuestra casa. Son muy cariñosos y les gustaría enseñárnoslo todo de su lengua. Nos van diciendo palabras que nosotras repetimos, se ríen con nosotras y nos comunicamos un poquito mejor en inglés, aunque tanto ellos como nosotras todavía sabemos poco. Siempre esperan el dulcecito que les damos de propina, y no marchan hasta que lo tienen en mano y a buen recaudo;  así que cuando sepamos un poquito más con ellos podremos practicar porque son asiduos visitadores, cariñosos y pacientes. ¡Qué buenos maestros son los niños!
Nuestra pequeña celebración
            Hoy es domingo y no tenemos clase, así que a hacer los larguísimos deberes que el profe nos puso ayer. Aquí nadie protesta porque se pongan deberes y nos hagan trabajar. A alguien le sonará eso. Que no, de verdad, que nadie se traumatiza. También hace justo un mes que llegamos al lugar y ahora mismo lo vamos a celebrar con una sencilla merienda, con productos de la búfala, verdadero extra en la vida cotidiana de nuestro hogar.
             Seguiremos narrando, no sólo el aprendizaje de la lengua, sino de otras muchas cosas que hay en la vida, pero que aparentemente no se ven tanto. 
            Tha tha, o lo que es lo mismo bye, bye, o sea, adiós.

domingo, 11 de enero de 2015

EN NUESTRA CASA

            Llevamos unos días viviendo en nuestra casa, pero muy ocupadas porque cuando se parte de cero en una casa hay que comprar muchas cosas para ponerla a punto. Las compras aquí no son fáciles de hacer. Hay que ir de tienda en tienda y recorrer muchos lugares. Nos cuesta unos cuantos viajes a la ciudad y un recorrido por las calles en el que nos llegamos a confundir con los otos. La verdad que vamos cogiendo experiencia en este affaire, pero es bastante estresante. Menos mal que luego en la casa estamos más tranquilas.
            Bueno, lo de la tranquilidad es un poco relativo porque hemos tenido unos cuantos días en los que como en las fiestas de San Fermín ha habido encierro. Sí, encierro de ratas y no a las siete de la mañana, sino durante la noche. Tratamos de tomarlo a risa porque si no sería un poco triste. A las dos de la madrugada, escobones en mano a seguir a esas intrusas que tienen el gusto de pasear por las habitaciones. a estas alturas ya casi están desaparecidas porque hemos ido tapando agujeros y poniéndoles unos manjares exquisitos que las hacen caer. De todas formas hay que estar muy atentas.
            Mañana, si Dios quiere vamos a comenzar las clases de telugu. Hasta ahora hemos hecho lo que hemos podido, que ha sido poco. Esperamos que de mañana en adelante se pueda ver algún progreso.
La comunidad con un father del obispado

viernes, 2 de enero de 2015

Despedimos al que se va y acogemos al que llega nuevo

El pueblo en la Eucaristía de Año Nuevo
En India también hemos despedido el año, aunque de forma bastante diferente. Como todos los días la cena a las 8 de la noche, y en el comedor  una grata sorpresa: encima de la mesa del Sr. Obispo había una gran caja. Al entrar todos se acercaban a desearle un feliz Año nuevo, y por supuesto, nosotras también. Creíamos que la caja era algún regalo que le habían hecho, pero no, era un regalo de él para nosotras y que, según costumbre, no abrimos allí sino más tarde y fuera del lugar. Era un juego de frutas para nuestra nueva casa. Los sacerdotes nos explicaron luego que allí no había costumbre de hacer regalos, pero era todo un detalle que él había querido tener. Después,  un ratito cantando villancicos frente al portalico a la vez que contemplábamos la obra de arte que los chicos habían hecho con sus pinturas deseándonos a todos un feliz Año Nuevo. Luego nos  disponemos para ir a la parroquia a la Misa de media noche. Como siempre, larga y muy cantada, pero con la fuerza de un pueblo que goza al poder expresar su fe . Era ya tarde cuando regresábamos para casa con ganas de dormir porque casi llevábamos 24 horas en pie. La celebración del Año Nuevo la hacemos en el Santuario. De nuevo mucha gente que participa con gozo, sin mirar el reloj, rezando con fuerza y cantando con más fuerza todavía. Preside el Sr. Obispo y le acompañan dos sacerdotes. La gente se acerca a nosotras con respeto y con gestos nos expresan su acogida y su cariño. A la hora de volver a casa, como era tarde, el Obispo nos cede su coche y él monta en la moto con un cura. Al llegar a casa le decimos que cómo ha hecho eso y nos responde que nosotras somos grandes "great".
Los otos circulando por Khamman
La tarde la dedicamos a limpiar la que será nuestra casa. Desde que llegamos han estado acondicionándola y ya está dispuesta.
El día 2, o sea, hoy es la inauguración. Había que comprar todavía muchas cosas y hay que ir a la ciudad. Por la mañana dos vamos en el oto a hacer compra por primera vez solas y las otras dos se quedan en la casa organizando. Nos cuesta orientarnos y no compramos todo lo que necesitábamos, por lo que como los malos estudiantes hemos de repetir por la tarde, esta vez acompañadas. Pero lo que nos importa es toda la fiesta de inauguración que vamos a celebrar. A las 6,30, acompañadas por un grupo de sacerdotes y otro de religiosas hacemos la entrada oficial  como comunidad religiosa en La India ubicadas en nuestra casa. Todo lo hemos y lo han ido preparando para el momento y resulta muy emotivo. El Sr. Obispo preside la Eucaristía después de habernos dirigido públicamente unas palabras, en las que expresa su alegría de poder contar con nosotras.
Las palabras del Sr. Obispo antes de la eucaristía
Bendice cada una de nuestras habitaciones y con un gran sentido de Iglesia nos unimos todos en la Oración, unas veces entendiendo y otras a medio entender. La oración surge espontánea en nosotros. Al finalizar, Mª Paz, nuestra Madre General, dirige también unas palabras y cuenta un poco todo el proceso recorrido, no siempre fácil, hasta poder llegar aquí. A continuación cenamos todos juntos al estilo de la India y tras un ratito de convivencia cada uno vuelve a su lugar.
Palabras de la Madre General al acabar la Eucaristía
Mañana pasaremos a vivir ya a la casa llevándonos nuestras pertenencias que hasta el momento han estado en el Obispado. Nos sentimos muy felices de estar aquí. Creemos de corazón que es un regalo grande que Dios nos hace. Ya sabemos, ahora aplicarnos a aprender cuanto más mejor para poder llevar a cabo la misión para la que el Señor nos ha traído aquí.