martes, 13 de octubre de 2015

CELEBRAMOS NUESTRA FIESTA

(Enviado por correo electrónico)


Llegó el 12 de Octubre, una fecha sonada para muchas personas, desconocida para otras, pero  verdaderamente importante para nosotras como españolas, como chilenas, y sobre todo como Misioneras de Ntra. Sra. del Pilar. Una fiesta que en India no existe, pero que nosotras no podíamos pasar por alto y que teníamos que celebrar de una forma muy especial.

En un principio pensamos en celebrarla abierta a todos, invitando a las comunidades, tal y como es costumbre en este lugar, pero a medida que se acercaba el tiempo nos dimos cuenta que eso era una bonita idea, pero no la podíamos llevar a cabo porque no contamos ni con espacio ni con medios para acoger a tantas personas.

Así que, como el rectificar es de sabios, cambiamos nuestros planes y decidimos vivirlo en la intimidad, contando con la compañía del Sr. Obispo, algunos sacerdotes cercanos y las religiosas que nos acompañan en la Misa cada miércoles.

El día amanece pronto, igual que todos los días. Alguna hermana madruga un poco más que de costumbre, pues es preciso tener todo a punto, y la Eucaristía va a ser como los demás días a las 6,30 de la mañana. Todo está preparado. El Sr. Obispo se dirige a nosotras en su homilía y nos invita a no tener miedo (distancia, enfermedad, lengua...). Nos habla de nuestra afán como personas en buscar seguridades y la necesidad que tenemos de fiarnos un poco más de Dios como hizo María. Nos pone el ejemplo de los Apóstoles, de Santiago que con harto temor es animado por María, nuestra Madre del Pilar. Hace una bonita reflexión sobre María, la madre que anima, une fuerzas, alienta la débil fe de los apóstoles. En esta Eucaristía es la primera vez que leemos oficialmente en inglés.

De la Misa a la mesa. Pero antes agradecemos a las hermanas que nos han acompañado en la Eucaristía, les damos las chocolatinas, como detalle de participación, ya que no se quedan a desayunar con nosotras. Todos nos felicitan con fuerza y nos desean una feliz celebración de nuestra fiesta. Y como digo, nuestra casa es muy pequeña y por lo tanto la mesa también. Los exquisitos majares de comida india no caben en ella, pero al final se produce el milagro y somos nueve los comensales que de forma fraterna compartimos una gran variedad de viandas que para el evento los vecinos nos han preparado con mucho primor, junto con nuestros tradicionales manjares de cada día.

La jornada en sí misma es un regalo. Antes de comer nos juntamos para rezar a María, nuestra Madre en su día, y así nos encuentran Gloria y Celia, dos hermanas de Uruguay y Bolivia respectivamente , Misioneras Cruzadas de la Iglesia que tanto nos han ayudado y nos siguen ayudando. Compartimos con ellas la comida y podemos gozar de unos momentos bonitos de convivencia degustando los sabrosos alimentos que en día tan señalado no podían faltar. Precisamente para esta ocasión habíamos guardado un sabrosísimo jamón que nuestras hermanas saborean con mucho gusto.

Una tarde normal, como cada día y al final de la misma la visita de nuestros queridos vecinos que gozan de nuestra compañía tanto como nosotras de la suya. Cuando ya nos íbamos a retirar llegan también los dos seminaristas diocesanos con sus ramitos de flores.

            Un día bonito, y todo ello gracias a nuestra madre, la Virgen del Pilar.