lunes, 25 de abril de 2016

Yo creo en los milagros



Los milagros de Jesús eran la consecuencia de una acción directa de su amor hacia la humanidad. Los milagros no son algo mágico, sino que son el fruto del amor, del compromiso que alguien hace por su hermano.
¿Y por qué digo esto? Simple y llanamente porque lo que parece imposible llega a ser posible cuando hay una implicación y una entrega hacia el otro.
Quiero contar la preciosa experiencia que hemos vivido en nuestra comunidad a lo largo de estos pasados meses. Así, por casualidad, nos enteramos de que un seminarista, miembro de la comunidad a la que vamos a la Eucaristía cada domingo estaba enfermo de cáncer y abocado a una muerte segura por falta de recursos económicos en la familia. Nos impactó muchísimo ya que se trataba de una persona joven, aparentemente muy fuerte y llena de vida.
Dentro de su casa
 Fuimos a visitarlo al hospital cercano a nuestra casa donde se recuperaba de la quimioterapia  recibida. Cuando lo encontramos había recibido la segunda sesión y no era posible seguir con el tratamiento, ya que su familia, muy pobre, no podía correr con tantos gastos (en India no hay ningún tipo de seguros y cada paciente ha de costear su tratamiento). El nos recibió con una gran sonrisa a pesar de la situación en la que se encontraba. Yo hablé bastante con él y me expresó sus deseos de ser sacerdote. El sabía que se iba a curar porque Dios le llamaba y pronto regresaría y se incorporaría al seminario. La realidad era bien distinta. Si no había tratamiento no podía haber curación. Ya no volvió al hospital, no había dinero para pagarlo.
 Decidimos en comunidad que le íbamos a visitar a su pueblo y que le íbamos a ayudar.
En el exterior de su casa
Hicimos una primera visita, hablamos con él y empezamos a apoyarle. Él se sintió muy agradecido. Hubo una segunda y una tercera visita. En cada una de ellas íbamos aportando aquello que iba necesitando. En su casa, muy pobre, nos acogían con mucho cariño, de la forma que sólo los pobres saben hacer. Aunque no había dinero, expresaban un algo muy especial en sus rostros. La comunicación no era fácil, a través del hermano nos entendíamos en inglés, ya que todos ellos hablan la lengua del estado, el telugu. Su padre fue a pescar para nosotras un pescado fresco y no consintieron que dijéramos no. Pasaron los meses, él fue recibiendo las diferentes sesiones de quimio  y hoy está en el seminario en otro lugar, precisamente junto al hospital, muy lejos del lugar en el que vivimos.

En la puerta del seminario
Antes de ayer fuimos a visitarlo y pudimos ver que se  siente plenamente feliz. Se ha curado, se encuentra muy bien y el gran deseo de su vida se está cumpliendo. Tras un larguísimo viaje de cinco horas en bus llegamos al lugar. Allí nos esperaba con toda la ilusión. No importa el cansancio del viaje, ese día para nosotras sólo contó poder compartir con él un poquito de su profunda alegría.
Junto a un padre que vive en el seminario
¿Existen o no existen los milagros? Dios se sirvió de una pequeña comunidad, que llegó a India hace un año, para manifestar su voluntad a una persona, a una familia. Pero no somos nosotras quienes hemos posibilitado que el tratamiento se llevara a cabo. No, han sido muchas personas que en España se sienten solidarias con quienes no tienen lo más elemental y básico para vivir. Seguro que ahí dentro están muchas de las personas que leéis este blog.
Este es sólo un caso de los que hemos apoyado. Son varios más.
Los milagros existen porque tú eres capaz de ponerte del lado del hermano que te necesita. Gracias en su nombre y en el toda nuestra comunidad.



sábado, 9 de abril de 2016

De nuevo entre vosotros



Ha pasado un largo tiempo desde la última vez que escribí en este blog. Pero sobre todo ha pasado un tiempo muy especial, la separación temporal de mi hermana Mari Carmen. Su fallecimiento cambió la marcha de mi cotidiano vivir, interrumpido por el propio acontecimiento y por el mes y medio largo que he permanecido en España. La muerte no ha sido  algo que haya pasado como el humo que se esfuma, no. Las cosas han cambiado considerablemente en la vida de nuestra familia, también en la mía puesto que aunque estábamos lejos casi todos los días intercambiábamos unos momentos de charla; ella se conformaba con poco, tan solo con verme bien, y así me decía "veo que estás bien y ya me quedo tranquila". Pero ahora la siento de una forma diferente, incluso más cercana. Creo que es mi personal experiencia de la resurrección.
De nuevo en India para retomar mi vida con normalidad e  incorporarme poco a poco  a la realidad de este país.. Ha sido bonito regresar al lugar en el que Dios ha querido ponerme y siento que he regresado con las fuerzas renovadas. Es verdad que el intenso calor me está afectando bastante, pero también es cierto que tengo una mayor fuerza por dentro y por fuera.
Pocos días y entrar de lleno en la vivencia de la Semana Santa y ahora la Pascua. Momentos estos importantes para valorar una vez más y en esta ocasión con mayor fuerza el valor de la vida y de la muerte. Manifestaciones distintas porque no en vano nuestra cultura es muy diferente, pero expresando en todo momento la vivencia importante de lo que da sentido a nuestras vidas. Jesús ha muerto y ha resucitado, por eso aquí y allí nuestra vida tiene SENTIDO.